Una respuesta al latido del Espíritu de Dios en el corazón de la Revolución Francesa: el nacimiento de dos Sociedades Religiosas
(19 de julio de 1790 y 18 de agosto de 1790)
Las inspiraciones son chispas divinas. Si reconocemos y honramos la dimensión espiritual, estas chispas encienden la transformación y las posibilidades. A medida que avanzamos en el viaje de nuestra vida, es vital que nos sintamos inspirados y busquemos inspiración para enriquecer nuestras vidas. Creo que todos hemos tenido chispas así en nuestras vidas, momentos en los que nos sentimos impulsados a cambiar, a crecer y a comprender lo que significa ser innovador e ingenioso. La inspiración del Espíritu nos lleva más allá de nosotros mismos, nos llena de una profunda fuente de poder y energía para asumir riesgos y responder a situaciones críticas. Implica dejar que Dios dirija nuestras vidas, sin tener en cuenta los abrumadores desafíos y pruebas que se vislumbran en el camino. Esto es lo que podemos ver en el padre Pedro José de Clorivière, un hombre que solía esperar pacientemente los momentos de Dios y nunca quería que se le escaparan cuando Dios se dignaba concedérselos. En el año 1790, Francia se encontraba en pleno apogeo de la agitación debido a la Revolución francesa, que sacudió los cimientos del país. Fue durante este período convulso y turbulento cuando las tres importantes decisiones políticas del gobierno revolucionario dieron lugar a la profunda convicción personal de nuestro fundador: «la abolición de los votos solemnes, la votación de la Constitución Civil del Clero y la imposición del juramento constitucional al clero». El padre de Clorivière pensó en ir a América para evangelizar Maryland y tal vez tenía planes de restablecer allí la Compañía de Jesús. El 29 de junio recibió la autorización de su obispo para partir. En este contexto, recibió la inspiración del 19 de julio de 1790, «en un abrir y cerrar de ojos», un plan para una nueva forma de vida religiosa de carácter universal, sin signos distintivos externos ni vivienda común, pero dedicada por completo a Dios a través de los tres votos evangélicos. Percibió esto como una posibilidad de preservar la consagración total a Dios adaptada a las condiciones políticas de la época. Los miembros no se separarían exteriormente del mundo, pero interiormente pertenecerían enteramente a Dios: una vida religiosa vivida de forma firme pero flexible, adaptada para responder a las necesidades y culturas de todos los continentes de cada época. El propio padre Pedro de Clorivière detalló esta inspiración en varios de sus relatos con tal claridad y precisión que no dejaban lugar a dudas de que provenía de Dios como respuesta a las circunstancias históricas. El P. Pedro de Clorivière fundó entonces dos sociedades. Tras completar su plan para una «Sociedad Religiosa de Hombres», el 18 de agosto de 1790 elaboró un Plan para Mujeres, que fue una segunda inspiración, una idea que le había impactado profundamente y le había impulsado a crear una sociedad similar para mujeres jóvenes y viudas. Este plan coincidía con el proyecto que Adelaida de Cicé le había presentado el 4 de agosto de 1787, pero en un marco de nueva dimensión. Por lo tanto, sin dudarlo, confió a Adelaida la gran responsabilidad de ser cofundadora. Así, la Sociedad de las Hijas del Corazón de María, que tomó forma principalmente en el corazón de Dios, nació en este mundo para amar y servir a la humanidad para la mayor gloria de Dios. Al conmemorar el «Día de la Inspiración», me gustaría plasmar un pensamiento que me vino a la mente mientras trabajaba en este artículo. Cada «Santa Inspiración» es una voz suave, tranquila y convincente del Espíritu de Dios. Como Hijas del Corazón de María, siguiendo los pasos de nuestras fundadoras, estamos invitadas a crecer en la gracia para escuchar el latido interior del corazón del Espíritu de Dios, creer en él, vivirlo y permitirnos ser piedras vivas que crean ondas de amor, paz y compasión a nuestro alrededor.
Wilsy Francis
Roshni Nilaya, Mangalore
Provincia Sur de la India
Comisión del Carisma de las Fundadoras
